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REFLEXIONES


A las 00,01 horas del día 21 de junio de 1999, festividad de San Luis Gonzaga, lanzamos al mundo desde este espacio web el siguiente mensaje:

DIOS NO ES PROPIEDAD PRIVADA

Tomen nota todos los católicos, todos los cristianos, todos los seres humanos vinculados a cualquier religión: Dios no tiene dueño; Dios es de toda la Humanidad.
Hay que defender a la Humanidad de quienes se creen dueños de Dios y tiranizan a las sociedades en todos los Continentes.
Hay que defender a la Humanidad de algunas organizaciones eclesiásticas oficiales y de las sectas seudorreligiosas que han secuestrado a Dios y lo han convertido en propiedad privada, abusando de la buena fe, o aprovechándose de la incultura o del miedo reverencial de las gentes sencillas.
Ningún ser humano tiene que pedirle permiso a nadie para creer en Dios, para tener fe, para hacer el bien al prójimo, para organizarse en comunidades con objetivos espirituales y de prácticas religiosas según las normas de cada Iglesia. Nadie está obligado por estas causas a depender administrativamente de las Iglesias.
Todos los cristianos, incluidos los católicos, pueden organizarse en Hermandades y Cofradías según sus estatutos libremente aprobados por sus socios, de acuerdo con las leyes civiles de cada nación. Y la dependencia de las Iglesias es voluntaria, quedando vinculados exclusivamente para el ejercicio de las prácticas religiosas a las normas de cada Iglesia.
Al margen de la pastoral religiosa, ninguna Iglesia puede obligar a los socios de las Hermandades y Cofradías a condicionar sus normas civiles.
(Sobre estas reflexiones seguiremos abundando en próximas entregas)



LA SILLA HISPALENSE Y EL CARDENALATO

En Sevilla y en otros lugares de España y del mundo católico se preguntan desde hace varios años por las causas que pueden haber influido para que el Vaticano haya eliminado el cardenalato de la Silla Hispalense, dignidad que ha sido tradición ancestral de esta archidiócesis desde el siglo XIV. En efecto, por primera vez han transcurrido diecisiete años sin que un Arzobispo de Sevilla sea elevado a la púrpura cardenalicia.

Fray Carlos Amigo Vallejo fue nombrado arzobispo de Sevilla el 22 de mayo de 1982, pero se hizo público tres días después. Desde entonces hasta nuestros días, han pasado diecisiete años sin que el Vaticano lo eleve a la dignidad cardenalicia.
A los sevillanos y mucha gente de fuera de Sevilla, ha extrañado que haya transcurrido tanto tiempo sin que la Silla Hispalense recupere el rango que siempre tuvo, al menos desde el siglo XIV con el prelado Pedro Gómez Barroso, arzobispo de Sevilla durante los años 1369-1371, elevado a la púrpura cardenalicia el 30 de mayo de 1371.
Desde entonces han sido muy pocos los arzobispos de Sevilla que no han añadido el título de cardenal. Por lo menos desde el siglo XVIII hubo muy escasas excepciones, y durante el siglo XIX, ninguna. Puede decirse que, desde el pontificado del cardenal arzobispo Luis María de Borbón (1799-1814), todos los arzobispos de Sevilla han sido cardenales, menos en el caso de Fray Carlos Amigo Vallejo, actual inquilino del Palacio Arzobispal.
Desde el pontificado de Luis María de Borbón (1799-1814), se han sucedido en la Silla Hispalense trece prelados, todos elevados a la dignidad cardenalicia en períodos de entre un año y cinco años después de su toma de posesión del arzobispado, salvo en el caso excepcional del santo cardenal arzobispo Marcelo Spínola y Maestre, que lo fue nueve años después de ser nombrado y por conocidas razones políticas. Con el decimocuarto arzobispo, Fray Carlos Amigo Vallejo se ha roto la tradición.
Ofrecemos a continuación el listado de arzobispos cardenales de la archidiócesis de Sevilla desde 1799 hasta 1982:
Luis María de Borbón (1799-1814). Un año tardó en ser nombrado cardenal.
Francisco Javier Cienfuegos y Jovellanos (1824-1847). Dos años.
Judas José Romo y Gamboa (1847-1855). Tres años.
Manuel Joaquín Tarancón y Morón (1857-1862). Un año.
Luis de la Lastra y Cuesta (1863-1876). Fue nombrado cardenal el mismo día que arzobispo.
Joaquín Lluch y Garriga (1877-1882). Cinco años.
Fray Ceferino González y Díaz Tuñón (1883-1889). Un año.
Benito Sanz y Fores (1889-1895). Cuatro años.
Marcelo Spínola y Maestre (1896-1906). Nueve años.
Enrique Almaraz y Santos (1907-1920). Cuatro años.
Eustaquio Ilundain y Esteban (1920-1937). Cuatro años.
Pedro Segura y Sáenz (1937-1957). Era cardenal desde 1927.
José María Bueno Monreal (1957-1982). Un año.
(Sobre las causas de la excepción que protagoniza Fray Carlos Amigo Vallejo, arzobispo de Sevilla desde 1982, volveremos en próximas reflexiones).


¡CALUMNIA QUE ALGO QUEDA!

Es éste un uso demasiado frecuente.
Debería haber legislación más ajustada al respecto.
El 21 de marzo de 2001, en portada, "El País" titula "EL VATICANO RECONOCE QUE CIENTOS DE MONJAS HAN SIDO VIOLADAS POR MISIONEROS". Me asombro de la noticia, después de tantos años en África no sé nada de ello, ¿seré tonto?. Veo que el artículo en cuestión, que se encuentra en las páginas interiores del periódico, no menciona ningún caso de violación de una monja por un misionero. Empiezo a mosquearme. Veo que todo se basa en un artículo aparecido en el "National Catholic Reporter". Voy a ver qué dice este artículo y encuentro que habla de algunos abusos sobre religiosas cometidos por algún miembro del clero local (en ningún caso habla de centenares de violaciones), pero no menciona ni una sola vez a los misioneros, si no es para decir que colaboraron en la investigación sobre dichos abusos para que se tomasen las medidas necesarias, fuese reparado en alguna manera el daño cometido y se pusiesen los medios para que la cosa no se repitiera.
Ante la evidente manipulación de la información cometida por el periódico y que enciende una serie de "desinformaciones" en otros medios que siguen la onda iniciada por "El País", la presidencia de la Unión de los Institutos Misioneros emite un comunicando protestando por este titular que trasmite un mensaje inexacto y malintencionado.
Pocas horas después del comunicado, recibo una llamada de un redactor del periódico "El País". En mi calidad de vicepresidente de la Unión de los Institutos Misioneros pretende explicarme lo sucedido. Me dice que se trata de un error, que aquel título es fruto de esos "duendes de prensa"...
Le contesto que no es posible lo que me cuenta, ya que las portadas de los periódicos no se publican sin haber pasado bajo el control de un redactor jefe.
Se da cuenta que, aunque misionero, algo sé del mundo del periodismo (no es mérito mío). Cambia táctica. Me habla de nuestro mundo, del mercado de las informaciones que sólo quiere escándalos, que si el título de un artículo no es picante nadie lo lee, que el periodista tiene que vender, que si los jefes...
Aquí le contesto que yo no sabía que "El País" era un periódico de tripas y corazón, de prensa amarilla. Exijo una corrección. Me dice que claro, que algo harán, que lo hablará con su jefe, que ya verán...
Hoy busco en el periódico "El País" una rectificación reconociendo, en algún modo, la falsedad del titular en cuestión. Encuentro sólo que "La Unión de Institutos Misioneros criticó ayer que en titulares periodísticos se acuse a misioneros de violaciones". Pues, ¡vaya manera de rectificar!
Añado una confidencia, cuando los periodistas de "El País" se desplazan a Africa para cubrir algún acontecimiento, suelen buscar cobijo en las casas de los misioneros. ¿Tendrán el valor estos periodistas de decir la verdad sobre lo que allí ven? ¿Sabrán reconocer la falsedad transmitida por su periódico? Si no lo hacen, ¿tendrán el coraje de volver a sentarse a nuestras mesas para compartir nuestras alubias?
Te lo he contado por si te interesa. Si tienes una red de amigos por E-mail y quieres pasarles esta historia te lo agradeceré. ¡Si la prensa oficial no dice la verdad, digámosla por la red!

Salvador Romano Vidal (Misionero Javeriano)

(Remitido por Manuel Ruiz Romero)

(02.04.2001)




 
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